domingo, 10 de marzo de 2019

Solo, en su laberinto


Ahora se encuentra con la soga al cuello, asfixiándose, baba nauseabunda saliendo por la comisura de su hedionda boca, su venenosa lengua luchando por no salir. Ahora quiere hablar. Que no tenemos nada que hablar hay que decirle. ‘Ojos soberbios, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente’ (Proverbios 6:17) no tenemos nada que dialogar con vos. Que calle y escuche, que haga lo que ahora le vamos a mandar hacer en esa lista que le leeremos, empezando por soltar a todos y cada uno de nuestros hombres y mujeres secuestrados. Digámosle que ya terminó su tiempo de hablar, que ahora sólo le queda escuchar y obedecer. Que ahora le toca irse, junto con su esperpento y con su numerosa prole de vampiros que se alimentan de la sangre del pueblo.

Abandonen eso que ustedes llaman ‘diálogo’ señores de la llamada ‘Alianza Cívica’ porque no tienen nada que dialogar con él. Nuestros presos y presas nos lo dicen a gritos desde las celdas inmundas a las que han sido echados como cerdos, ellos nuestros mejores hijos. Abandónenlo, déjenlo solo ahí en su trono de opereta. Déjenlo sólo en la inmensa soledad de los demonios. ‘Sus pies corren al mal, y se apresuran a derramar sangre inocente; sus pensamientos son pensamientos de iniquidad, desolación y destrucción hay en sus caminos’ (Isaías 59:7).

Mire usted, quien esto lee: Ortega ya está ido, pero como dicen los mexicanos, nos quiere asustar con el petate del muerto. No está él en posición de poner ninguna condición. Es el pueblo quien tiene ahora el poder, quien pone ahora las condiciones. El pueblo, que ha pagado y sigue pagando un alto precio por llegar aquí donde ahora estamos, con el dictador contra la pared y espadas colgando sobre su cabeza, sostenidas por endebles hilos. Los centenares de muertos, los miles de heridos, los cientos de desaparecidos, los centenares de presos y presas, los miles de exiliados, el sufrimiento de millones de personas no ha sido en vano. El tirano está con un pie en la tumba fría. Es cuestión ahora de sentarse y esperar para verlo irse, como se fueron tantos antes de él. Once larguísimos meses ha luchado este pueblo aguerrido. Ahora se necesita nada más de un poco de paciencia. Hay que sentarse a ver el último acto de esta farsa horrorosa.

¿Que estoy loco piensa usted? Sí, eso también pensaban algunos cuando hace más de diez años advertía yo en este mismo blog que ocurrirían todas estas cosas que hemos visto ocurrir y decía que había que matar a la dictadura entonces, cuando aún estaba en la cuna. Predicaba yo entonces en el desierto, sin nadie que escuchara.

Las sanciones que vienen en camino tienen aterrorizado al dictador y su prole pues ¿de qué sirve tener toneladas de dinero si no se puede usar? El dinero no se puede comer, no se puede poner encima como una lujosa prenda de vestir, no se puede usar como se usa un auto deportivo.

Dejen que vengan las sanciones, véanlo quedarse sin plata, sin sicarios. Sin control. Sin poder gobernar. Déjenlo sólo y lo verán llorar y clamar por un diálogo. Esperen un poco más y lo verán pedir cacao. Déjenlo temblar de miedo y suplicar y entonces habrá que darle el golpe mortal.

Mientras tanto, dialoguemos. Dialoguemos nosotros, sin el tirano, sin sus zombis. Dialoguemos nosotros, los patriotas. Escojamos dentro de la UNAB un gobierno de transición hacia la democracia que haga eso precisamente: preparar las condiciones para que podamos pasar de la dictadura hacia la democracia (un nuevo consejo electoral, unas nuevas reglas del juego, un nuevo sistema de justicia, unas elecciones, ¡tantas cosas!). Un gobierno que cree las condiciones para que no regrese nunca más la dictadura.

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