viernes, 7 de noviembre de 2008

Con todos los cables pelados

Debo estar loco. Después de vivir nueve años en un país fantástico he viajado diez mil kilómetros y he regresado a este pequeño país de ensueño porque no soportaba observar desde lo lejos, impotente, que la peor calaña de nuestra sociedad, gente del pasado, traficantes de la muerte y la tristeza, se ha venido adueñando del poder y quiere y exige y busca aún más poder, excluyendo a toda persona que no escuche y obedezca los dictados de la vampiresca pareja presidencial. Después de tantos años de estar fuera, de ver y vivir las maneras en que la gente de otras latitudes se organiza y vive sus vidas, de haber llegado a entender que otro mundo es posible y que no estamos condenados a vivir siempre agachados, mirando siempre hacia el suelo como los cerdos, me da ahora mucha pena ver la manera en que vive nuestra gente. No es que no supiera que las cosas son así como son, no es que esté alejado de esta realidad, es que no quiero acostumbrarme a ella, no quiero aceptarla y como mucha otra gente de buena voluntad yo también quiero cambiarla para bien, de una vez por todas. A eso he venido.

Es terrible ver como la gente en este país nuestro acepta sin rebelarse que la traten como mierda. Es doloroso ver que un pueblo que una vez, una única vez fuera orgulloso y altivo baja la frente y dobla el cuello ante un tirano de opereta y su flaca y arrugada puta.

[No se sorprenda ni se ofenda por el lenguaje que ahora utilizo en este post. Usted, que acepta sin chistar que le traten como si no tuviera usted ningún valor, como si no fuera usted una persona, no se ruborice ahora leyendo mis palabras, mejor siga leyéndome y quizás al final del camino estaremos de acuerdo]

Si alguna vez la tuvimos, hemos perdido la autoestima como pueblo y hasta como individuos, por eso es que estamos ahora paralizados, considerándonos tan pequeña cosa que pensamos que no somos capaces de cambiar la terrible realidad que estamos viviendo. Somos ahora como aquellas pobres mujeres que son obligadas por los tratantes de blancas a prostituirse y son sometidas a los más inhumanos vejámenes para romper sus espíritus de tal modo que lleguen a aceptar su miserable, lastimosa, inhumana condición.

Quieren los malvados de este país convertirnos en piltrafas, deshumanizarnos para poder entonces someternos a su antojo. Me da la impresión que lo están logrando y que van a lograrlo si no nos rebelamos pronto, si no nos paramos como las mulas y dejamos de aceptar su dominación.

Yo me voy a parar como las mulas, yo no aceptaré que me traten como mierda, ¿usted qué hará?

2 comentarios:

soñadora68 dijo...

Invisible,
estoy contigo, tampoco sabría "qué" o "cómo" corresponde realizar la quijotesca misión, pero te apoyo, pues no creo que a estas alturas de la conciencia del planeta se valgan los gobiernos-dictadura en nuestros países. Un abrazo, y fuerza, mucha fuerza y mucha energía para tí.

Invisible dijo...

Gracias por tus palabras, soñadora (que lindo nombre escogiste), de veras que me animan. Gracias por no decirme que estoy loco. Un abrazo.