lunes, 25 de noviembre de 2019

El dique

En Nicaragua hay un levantamiento popular en proceso cuya duración se acerca ya a los dos años. Se trata de una insurrección pacífica de un pueblo contra una tiranía que le oprime, que le asfixia, que le impide vivir en paz, en libertad, en democracia. Algunos piensan que ese levantamiento ha sido sofocado, que el pueblo ha sido derrotado pues ya no se ven los signos aparentes de avance, tales como grandes manifestaciones populares. Que el pueblo ha sido derrotado, que todo ha vuelto a la normalidad es la enorme falsedad que la dictadura y sus aliados están propagando a los 4 vientos. La inmovilización de un pueblo a punta de una represión violenta, descabellada, irracional, sin parangón en nuestra historia solo es indicativo de la enorme separación entre pueblo y gobierno, de que lo único que sostiene a la dictadura es su capacidad de represión. Hay claras señales de que el régimen se aferra por la fuerza a un poder que no es suyo, que el pueblo continúa firme en su decisión de recuperar lo que le pertenece: el derecho a escoger su propio gobierno, el derecho a vivir en paz y libertad. No es normal que el gobierno, en lugar de realizar las tareas que le corresponden se dedique nada más que a procurar por todos los medios posibles mantenerse en el poder. La dictadura ha construido un dique enorme para frenar el empuje del pueblo pero ese dique hace agua por todos lados. Sabe la dictadura que aún el chorrito más pequeñito, si no se le contiene, tiene la capacidad de convertirse en una enorme corriente que junto a otras puede echar abajo el dique. Por eso vemos ocurrir cosas tan irracionales como el hecho de apresar y llevar a juicio a jóvenes que llevaban agua a un grupo de mujeres en huelga de hambre en una iglesia pidiendo la liberación de sus hijos e hijas injustamente aprisionados. Un día, la dictadura no tendrá más la capacidad de frenar con su represión el empuje del pueblo insurrecto armado nada más que con su firme voluntad de ser libre. Un día, más temprano que tarde, nuestro pueblo, como un río desbordado, romperá el dique terrible de la dictadura y arrasará con la estirpe tarada, sangrienta y criminal que se ha apoderado de nuestro país.