Para quienes no lo sabían lo digo aquí: soy feminista. No lo había
dicho porque yo no tengo ninguna importancia. En realidad a muy poca
gente le importa qué soy o qué no soy. Cuando Justin Trudeau lo dijo
levantó grandes olas a nivel planetario, si yo lo digo no pasa nada,
mis palabras caen como un moco en una piscina. Nadie se dará cuenta.
Aunque según alguna gente soy más guapo que Trudeau, el tipo
además de carismático, es el primer ministro de Canadá y sus
palabras tienen peso, se convierten en acciones que tienen que ver
con la vida de mucha gente. Yo lo cuento ahora para ver si logro
influir en las tres o cuatro personas que leen las cosas que escribo,
que escuchan lo que digo. También es por una cuestión de honradez:
ahí estoy ahora, como mucha otra gente, empeñado en impulsar un
cambio en Nicaragua, en salir de la dictadura y crear una nueva
sociedad, más justa e inclusiva. Esa nueva sociedad tiene
necesariamente que ser igualitaria. En todos sus aspectos. No
podemos seguir así como vamos, tenemos que hacer las cosas de mejor
manera.
En
esa nueva sociedad en la que pienso, todos, hombres y mujeres,
tendríamos que ser feministas. Serlo es vital para una sociedad.
Para la nuestra sobre todo, con horribles rasgos que la paralizan:
clasismo, racismo, machismo, sexismo y más.
También
digo ahora que soy feminista porque he visto de nuevo en estos días
una conferencia de Chimamanda Ngozi Adichie y la definición que ella
hace de un feminista me lo puso fácil y se lo pone fácil a usted
también. En sus palabras: «Feminista es un hombre
o una mujer que dice: “Sí, hay un problema con el género tal
como existe hoy, y hay que solucionarlo. Tenemos que hacerlo mejor”»
Claro, el meollo del asunto es cómo lo solucionamos, pero hay que
empezar por reconocerlo y reconocer la necesidad de cambiar las
cosas.
Para
mis dos hijas, pero también para las hijas de usted, quiero la mejor
sociedad, una en que no existan límites a lo que ellas pueden ser y
hacer según sus potencialidades. Una en que su género no haga
diferencia. Ni su color, ni el estrato social en que se criaron.
Porque he visto lo que gana una sociedad cuando las diferencias por
cuestiones de género se van difuminando, quiero que en nuestro país
empiecen también esas diferencias a desaparecer. De ese modo, no
solo las mujeres estarán mejor. Todos seremos mejores, hombres y
mujeres. Ahora es el momento de empezar. [El video del que les hablo, que ya es un clásico, puede verse haciendo click aquí]