lunes, 16 de marzo de 2020

La dictadura y el Coronavirus


Usted no me está parando bola. Yo aquí tratando de llamar su atención, tratando de preocuparle así como estoy yo de preocupado y usted viendo hacia otro lado o mirándome como loco. Y no es que me moleste que me miren como loco, en realidad ya me acostumbré, pero esta vez quiero que me tome usted en serio y me lea hasta el final y ojalá y consiga yo preocuparle, aunque solo sea un poco, pues esto de lo que quiero hablarle me parece de una seriedad terrible.
Le voy a hablar del comportamiento de la dictadura frente al Coronavirus. Hoy estuve escuchando comentarios por la radio y leyendo opiniones por aquí y por allá de diferentes segmentos de la población y percibo que la idea general que tiene la gente es que frente a la amenaza del Coronavirus el gobierno es irracional, que la chamuca y el dictador están locos y que son unos irresponsables. Creo que hay gente que piensa que Ortega y la Murillo no son conscientes de lo que hacen, que están encerrados en una burbuja allá en El Carmen y no son capaces de entender lo que está ocurriendo en el mundo y lo peligroso que es el virus, sobre todo para un país como el nuestro que no tiene manera de enfrentarlo, con una población que en un buen número y por diferentes razones está en enorme riesgo.
Déjeme decirle que en mi opinión en el universo chamuco nada ocurre por casualidad, todo tiene un propósito y un objetivo, cada acción o inacción es un movimiento de piezas en el desquiciado ajedrez de la dictadura. Esta actuación frente al Coronavirus no es casual, es dirigida, es racional. Es racionalidad chamuco-ortegana pero racionalidad al fin.
En las sanas mentes de usted y de mí (la suya seguramente más sana que la mía) eso de exponer a la gente al contagio del virus de ese modo escandaloso parece definitivamente una locura, un acto irracional, pero no, no lo es, no se engañe usted: es un acto consciente del dictador y su consorte, una actuación muy bien pensada. Esos niños y los adultos que fueron enviados a recibir a los turistas que llegaron el fin de semana en el crucero MS Amadea fueron enviados ahí con la intención de que se contagien con el virus. Las concentraciones ya realizadas y las planeadas tienen la intención de que las personas se contagien del virus las unas a las otras. Seamos claros: en Nicaragua no hay maneras de evitar la muerte de los contagiados que se encuentran en las categorías de mayor riesgo, los ancianos y las personas con su inmunidad disminuida. No hay medicina, no hay equipos, no hay conocimientos, ni se están adquiriendo estas cosas por ninguna parte.
Hay que procurar entender la racionalidad chamuco-ortegana y para eso hay que estudiar detenidamente las dictaduras de los Somoza, del padre y los dos hijos. Observando las cosas que Daniel Ortega hace, las cosas que dice, parece como si debajo de su almohada guardara celosamente una biografía de Anastasio Somoza García y la leyera cada noche. Somoza García parece ser el mentor de Ortega, su ídolo. Pero Ortega no se queda ahí y también presta atención a los modos de actuar de los Somoza Debayle que heredaron la dictadura de su padre y le imprimieron su propio sesgo. Ortega copia a los Somoza y se refocila pensando que los supera ya.
Otro día le hablaré de esto con más detalle, por hoy déjeme decirle que en este momento Ortega parece estar siguiendo el ejemplo del último de los Somoza en su comportamiento frente a la enorme tragedia que significó el terremoto de Managua en 1972. El terremoto le sirvió a Somoza Debayle para fortalecer su dictadura y para hacerse más rico de lo que ya era, entre otras formas lucrándose de la ayuda internacional recibida. Aunque había un triunvirato, que era un gobierno de mentira, Somoza Debayle creó un Comite Nacional de Emergencia al que dio poderes especiales y que él mismo presidió. Ese comité tuvo en realidad el poder real.
Le voy a decir lo que creo que pretenden hacer Ortega y la Murillo. Como no tengo miedo al ridículo se lo voy a decir claro y pelado: quieren que haya una tragedia enorme en el país, que haya caos, que muera mucha gente y muchos otros se enfermen para entonces, bajo la justificación del caos y la tragedia imponer un estado de emergencia que utilizarán para dos cosas: para hacerse más ricos y para afianzar su poder. Anoche no dormí pensando en estas cosas y tratando de entender el razonamiento criminal de los Ortega Murillo. Hice una lista (que no publicaré) de las cosas que harán a la sombra de un estado de excepción en el que su asamblea les dotará de poderes extraordinarios y omnímodos, un poder sin límites. El horror que se vivió a partir de abril del 2018 será solo una sombra del terror que impondrán entonces bajo la excusa de la seguridad nacional y la lucha contra el virus.
Hay gente por ahí, algunos quizás con buena intención, que piden casi a gritos que se imponga un estado de emergencia para enfrentar la pandemia, ellos no tienen idea de lo que están hablando. Con o sin estado de emergencia la dictadura no tiene maneras de enfrentar el virus, ni tiene voluntad de hacerlo. Con estado de emergencia lo único que procurará la dictadura será silenciar de una vez y para siempre a la oposición. Estado de Sitio, Ley Marcial, toque de queda, son cosas que los mayores conocimos muy bien, esas son las cosas que se vendrán encima del pueblo nicaragüense. Bajo su sombra, Ortega procurará eliminar los obstáculos a su poder. Como Somoza García, su mentor, el dictador solo conoce tres instrumentos para mantenerse en el poder: plata, palo y plomo y en esta etapa de la dictadura la plata y el palo no bastan ya, ahora subirá la dosis de plomo hasta ahogarnos en el humo de la pólvora.
Me gustaría estar equivocado, pero ¿y si no lo estoy?