Entendámonos.
1. En la política formal de Nicaragua no existen partidos políticos, lo que hay son agrupaciones de personas disfrazadas de partidos políticos. Algunas de esas personas y de esas agrupaciones son abiertamente criminales, otras son cómplices nada más de los poderosos y viven de las migajas que estos les dan. Entre ambos extremos se mueven otros tipos de organizaciones, igualmente disfrazadas de partidos políticos, pero no lo son. Ninguna de ellas resiste ni el más simple análisis. Ninguna de ellas es un partido. Vaya si no me cree y entérese de qué cosa es un partido político y compárelo luego con esas organizaciones.
2. Los “partidos” en Nicaragua son autorizados para “hacer política” por el “partido” sandinista, por la dictadura pues. Cada partido tiene un guion que la dictadura le da y que debe seguir fielmente. Si un “partido” se sale del guion es sacado del juego. Así, los “partidos” de la política formal, esos que tienen representación en la Asamblea Nacional y aquellos que aspiran a tenerla, se mueven dentro de unos ciertos límites que la dictadura le marca. Son todos ellos grupos colaboracionistas que dependen del favor de la dictadura.
3. La dictadura (pero no ella sola) destruyó la política nicaragüense. Corrompió a los corruptibles y sacó del juego a los partidos (así, sin comillas) que le hacían oposición. Sacó también del juego y destruyó a toda aquella personalidad que representase un peligro para el poder del dictador. Los políticos incorruptibles fueron marginados, mantenidos a distancia, vigilados y neutralizados de mil horribles maneras.
4. Antes dije “Asamblea Nacional” pero esa ni es asamblea ni es nacional. Es un club al servicio de la dictadura, no al servicio de la nación, y donde no se mueve ni una hoja si la dictadura no lo manda así.
5. En Nicaragua no se producen negociaciones entre partidos, pues estos, como les digo, no existen, lo que se produce entre esos grupos son negociaciones que se parecen más a la repartición del poder y el territorio entre familias mafiosas, que a las negociaciones que se dan entre partidos allá donde existe democracia.
6. En la política formal de Nicaragua no hay políticos, los que hay son traficantes de poder.
7. Le he dicho todo lo anterior para llegar a esto: ni el CxL ni el PRD están “negociando” en función de los intereses de la población. No negocian en atención a los intereses de usted o de los míos, de los de la familia de usted o de la mía. Ellos ni siquiera están negociando nada, de lo que sea que estén haciendo ahora el producto será algo que será favorable a la dictadura, de la que ambas agrupaciones son solo marionetas.
8. El CxL y el PRD no negocian entre sí, solamente siguen las líneas que desde El Carmen les bajan. Es el dictador por medio de sus agentes quien dirige la "negociación".
9. No vale la pena dedicar tiempo a tratar de entender el objetivo que persigue el teatro de la “negociación” de estas agrupaciones, eso ya se verá más adelante. Quizás, para subirse el perfil, quieren hacernos creer que en realidad negocian, que trabajan duro por el pueblo.
10. Lo que es muy claro o debería serlo es que bien sea que se produce “unidad” o bien sea que hay rompimiento, el resultado de esa "negociación" es el deseado por la dictadura, que le rendirá sus frutos en algún momento. Es preciso estar conscientes de ello.
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